Siempre, o casi
siempre usamos la analogía de los caminos como una forma simple de explicarnos,
o de intentar ilustrar para nuestro mejor entendimiento una trayectoria que
debemos pasar para llegar de una instancia a otra. “La vida es un camino” o
“todo lo que logres dependerá del camino que tomes” no es mas que una metáfora,
que nos hace creer que para lograr algo, para llegar a un momento futuro que en
el momento presente es solo una ilusión, debemos recorrer una distancia, una
distancia de tiempo, de espacio o de decisiones que nos llevarán a un
resultado, un resultado igual o distinto a lo que esperamos.
Pero para quien no
presta atención a las analogías, para quien no se detiene a pensar sobre el
verdadero significado de las palabras y sobre el sentido paradójico que muchas
de ellas tienen, el comparar el “camino” con la vida, puede significar
confusión y no aclaración.
Para la vida la
distancia es relativa, pero cuando hablamos de camino la distancia es
fundamental. Para recorrer un camino necesitamos de diferentes variables, la
variable tiempo, la variable movimiento y la variable distancia. Mientras mas
distancia recorramos en un menor tiempo, mas rápido llegaremos al punto
objetivo, y lograremos la meta, habremos completado el camino, y no habrá
diferencia entre como lo hicimos, sino qué tan rápido lo hicimos; la variable
independiente viene a ser la distancia. Pero en la vida la distancia no
importa, importan otras variables que nada tienen que ver con el espacio, sino
mas con las circunstancias.
En la vida la variable
independiente es el ambiente, y la dependiente se refiere a las acciones, las
acciones que ejercemos para cambiar o mejorar nuestros recursos y de ese modo
intentar influir en el ambiente. Los objetivos y las metas en la vida nada
tienen que ver con la distancia, no existe la palabra lejos o cerca para ellos,
no podemos planificarlos o visualizarlos en una línea espacial o de tiempo
simplemente, sino que debemos considerar una serie de factores y puntos que
forman el vivir.
La vida es mas un
caminar, un caminar inevitable que puede tener ninguna meta, con un fin único y
necesario que es la muerte. No hay nada mas certero que la muerte, y lo
aceptemos o no, todos estamos destinados a ella. Por eso, ¿Qué sentido elegir
para la vida que tenemos? ¿por qué luchar en esta vida? Son preguntas que nos
debemos hacer los seres inteligentes, los seres para los que la necesidad
siguiente no se limita al hambre o al sexo, sino a sentirnos realizados por las
decisiones que tomamos y que, queramos o no van a repercutir en el presente de
cada uno de nosotros.
No hay una combinación
de decisiones que nos lleven a la plenitud, pero si existen rangos de opciones
que nos pueden guiar a la consecución de nuestros objetivos, y si aprendemos,
no solo de nuestros errores, sino de los errores que han sido asumidos por
otros seres similares a nosotros, podremos elegir mejor, obrar mejor, vivir
mejor.
Vivir para los demás
es un concepto amplio que tiene mas resultados positivos que negativos, pero
vivir para uno mismo siempre será un riesgo poco confrontado por las personas
que sin dudad alguna, promete la oportunidad de ser felices como seres
individuales; y ¿No somos individuales cuando nacemos? ¿no somos individuales cuando
morimos?
Cuando pienses en ti
mismo, no elijas un camino, elije una vida.
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