Circuito de expresión
La expresión humana es necesaria para el desarrollo del hombre dentro de la cultura, el ser esclavos de lo que vemos, sentimos o escuchamos solo nos convierte en un robot social sin sentido en la tierra.
Sin importar la creencia religiosa o científica, la inclinación cultural o la distinción de raza; el ser humano es un ínfimo elemento de la naturaleza del universo; que forma parte de una evolución constante que nos lleva hacia un rumbo desconocido.
Esto solo acrecienta nuestras dudas sobre el destino y el futuro individual de cada ser, que nace de la materia reciclada de vidas pasadas.
Todos somos capaces de crear, y de lograr lo que cada uno de nosotros crea conveniente. Al final de cuentas los libros, las reglas y la realidad perceptible esta hecha por hombres. El mundo que conocemos se encuentra en nuestra mente; basado en la imaginación, la percepción de la realidad y los prejuicios que individualmente nos acechan en el día a día, solo destructibles con el intelecto, el entrenamiento íntegro de la psique, y el riesgo de interacción social que cada uno de nosotros debemos experimentar en el caminar diario.
La expresión de los seres resulta de la complejidad del entorno (variado, voraz y dinámico), capaz de someter al mas grande de los hombres y de resaltar al mas inocente de los niños. Discriminando únicamente a aquel que conviccione la independencia social como camino optimo a la estabilidad emocional, mas conocida como felicidad.
El desenvolvimiento de un hombre adulto es como el juego de un niño, con la misma complejidad mental, creación de escenarios múltiples que conforme avanza la historia, muta, generando nuevos conflictos, individuos, emociones, sensaciones y procesos mentales aparentemente simples y comunes, pero complejos y fundamentales; que al desarrollarse como un sueño despierto, comprenden parte importante de la personalidad futura del ser, involucrandolo en el juego social, donde la guerra se pelea en las mentes; y en forma lúdica, guiada por la ética, las creencias y la educación en la vida adulta, que resulta en la incógnita del comportamiento.
Siendo así, el adulto que vemos no es mas que el niño que juega. Convirtiendo la expresión del ser, en la extroversión de su comportamiento original.
Al final del día todos participamos en una secuencia de sucesos, que influyen en la cotidianidad, un complot rutinal, simple a la vista, con el tiempo como único combustible, la osadía de las circunstancias como esencia del cambio, y el circuito de la expresión como forma de sobrellevarlo.
Observar: Acción de todos los sentidos, cualidad sustancial de los seres; fundamental para el progreso. Pero, la observación debe ser integral, analítica, constantemente razonada y con un sentido de resolución de problemas, que despierte la curiosodad y nos haga buscar espacios no observados cada vez mas profundos. Hay que observar el entorno, los colores, los movimientos, los sonidos, las emociones, las personas. Observarse a uno mismo, desde el pasado al presente, y desde el presente al futuro. Porque de esta manera sabremos lo que nos construyó, lo que formó nuestro ser y estableció nuestra personalidad.
Constantemente nos transformamos, pero para transformarse hay que existir primero, ser algo, nacer; las primeras transformaciones crearan dependencia en las siguientes, y de esta manera mantenemos nuestra escencia en el tiempo, mutando con un manual, guiados siempre por nuestro inicio.
Por eso, observar nuestra infancia es importante, nos indica la base de lo actual, y esta, al ser la etapa escencial del ser, libre de prejuicios, sin miedos mas allá de los instintivos, dedicado a la creación y la imaginación, a comportarse libremente y ser quien es sin filtros mas que los externos; resulta en el refugio de la psique, la estabilidad mental, un estado emocional positivo; al cual podemos acceder en momentos de inseguridad y redefinicion.
La imitación en la edad adulta, de la personalidad básica del niño, promete progreso, desarrollo, aceptación y felicidad.
Aceptarse: aceptarse no es conformarse, no es permitir que lo que consideramos "normal" en nuestro ser dirija la vida que llevamos, y nos lleve a alejarnos del autocriticismo. No se puede aceptar lo que no se entiende, ni entender lo que no se observa. Aceptarse es concienciar, reflexionar y cambiar (si es necesario). El cambio es la herramienta mas valiosa de toda estrategia, ser capaces de cambiar lo que consideramos inútil es una habilidad de pocos y una pesadilla de muchos. Pero cambiar no es despojarse, no es hacer caso omiso a lo pasado y continuar creyendo que eso no forma parte ya de nuestro ser, es alienarnos de los pensamientos que nos llevaron a exigirnos la tarea del cambio, es comprender y enseñar, es vivir y disfrutar las circunstancias que modificaron nuestro ser. Aceptarse es aprender.
Desarrollarse: El desarrollo es subjetivo, si lo definimos de una forma básica y general nos podríamos referir a el cómo "El nivel de habilidades, intelecto, espiritualidad y reflexividad que hemos adquirido con el único fin de llegar a nuestras metas". Desarrollarse es una tarea, una necesidad, una exigencia del entorno y de lo interno, es un hábito. La búsqueda del desarrollo quizá sea el único hábito que nos aleja del animal común, que busca la vida en plenitud conformista, sin mirar más allá del momento que vive; pero es allí, mas allá, donde se encuentra el progreso, ese fin que resulta de la combinación casi alquímica de dos fuerzas poderosas: El desarrollo y el trabajo. El progreso no es tener más, ser mas reconocido o superar a los demás. Progreso es estar más cerca de la plenitud, de la felicidad, de la realización; cómo definamos nuestro anhelo de progreso dependerá de diferentes temas, todos inmersos en nuestra forma de ser. Aunque quizá, si nos sumergimos en el camino de disminuir el sufrimiento de los demás, progresar en ese camino, sea de los mas gratificantes que existe.
Felicidad: Lee otra vez esa palabra, medítala, vuelvela a leer, compara su significado meditado con lo que vives cada día. ¿Eres feliz? o mas sencillo aún ¿Sabes realmente lo que crees que te haría feliz?. Si crees que la felicidad es estar todo el tiempo alegre, contento, lleno de motivación y pasión, probablemente nunca seas feliz. No hay un significado totalitario, es más una interpretación, una actitud hacia los retos, hacia los problemas, hacia la vida.
No hay duda que conforme pasa el tiempo, nuestro cerebro se va llenando de información de todo tipo, gran parte de ella adquirida de forma empírica, con diferente frecuencia emocional, momentos de vida inmutables, irrepetibles pero infinitos; bucles de imágenes que vuelven a nuestra mente en diferentes momentos bajo diferentes estímulos. Cuando los piensas ¿Eres feliz?
No me atrevería a definir la felicidad ni siquiera de la forma mas general, pero si puedo puntualizar algo, es que ver a alguien ser feliz, puede ser contagioso.